Miguel Ángel Ramírez piensa, sueña, vive, transpira fútbol. Él lo reconoce: el fútbol es su cable a tierra, un nexo eterno que lo define, que lo apasiona. Cuando habla del juego, gesticula, abre los ojos y se frota la calva. Dice que el fútbol le ha dejado sin cabello, de tanto pensar, de tanto planear y hasta sufrir. Pero no le importa. Los 9 de noviembre son especiales para el ‘Mister’.