El 17 de enero del año pasado me convertí en entrenador del Real Sporting de Gijón. Una grandísima ilusión y una autentica responsabilidad. Desde entonces han pasado, si no he contado mal, 516 días. En todos ellos he intentado aprender y disfrutar, aportando lo máximo de mí a un club y a una ciudad que son historia del deporte que amo. Me he centrado en el presente, viviendo cada situación con intensidad, sabiendo a la vez que parte importante de mi trabajo era dejar una buena base para el futuro.
Los inicios fueron complejos, y eso es algo que asumíamos mi cuerpo técnico y yo, pero también muy ilusionares porque pronto formamos un equipo con mayúsculas, un grupo humano motivado por conseguir objetivos juntos. Con los meses, fuimos avanzando, compitiendo mejor y sumando partidos que nos iban reforzando, siempre con la fuerza inagotable de una afición única y el sentimiento que transmite Mareo, un lugar muy especial. Esa energía nos ha llevado a pelear por el ascenso hasta el último minuto de la temporada. Y aunque podamos estar decepcionados, con el tiempo veremos que tenemos motivos para estar muy orgullosos.
Hoy siento que llega el momento de cerrar esta etapa que ha sido muy productiva. Nos hemos dejado todo, nos hemos emocionado juntos, en las victorias y en las derrotas. Siento que hemos conectado como sólo se conecta cuando se pone pasión en lo que crees. Eso también es ganar. Quiero que sepan que este cuerpo técnico que dirijo es ahora mucho mejor que cuando llegamos a Gijón. Y eso es gracias a la exigencia de este club y al trabajo diario con este grupo de personas -jugadores y empleados- con las que hemos compartido 516 de días de auténtico amor por el fútbol.
Quiero dar las gracias al Grupo Orlegi por haberme dado la oportunidad de vivir esta experiencia única y a todas y cada una de las personas que forman parte del Sporting, vosotros sois fundamentales para que este club sea tan especial y yo me sienta, desde hoy, un sportinguista más.
Siempre agradecido.
Miguel Ángel Ramírez
Puxa Sporting